
A pesar de que ya el Presidente Duque ha dado la orden de retirar la reforma tributaria, que fue al final de cuentas lo que instó a la ciudadanía a entrar en paro nacional desde el 28 de abril, e incluso ya ha renunciado el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, la situación de orden público parece lejos de estar bajo control.
Antes del 15 de abril, cuando se presentó el proyecto de ley de la reforma tributaria, la ciudadanía venía con un descontento casi que generalizado producto del estrés de la pandemia: miles de nuevos desempleados, audios filtrados en los que se dejaba ver una especie de “plan tortuga” para la vacunación del COVID-19, la percepción general de que a los bancos el gobierno los estaba tratando mejor que a los ciudadanos de a pie, entre muchos otros factores, hicieron un caldo de cultivo que terminó estallando con la infame entrevista de Carrasquilla con Vicky Dávila, donde éste respondió que una docena de huevos costaba “por ahí unos $1.800”. la ciudadanía en general tenía sospechas de que el poder ejecutivo estaba aislado de la realidad del país.
En realidad no es la primera reforma tributaria de este gobierno. Ésta es de hecho, la tercera. Las anteriores son la Ley 1943 de 2018 y la Ley 2010 de 2019. A diferencia de las dos anteriores, éste proyecto de ley, que ya se cayó, tenía como objetivo primario, respaldar la deuda pública colombiana para mantener el score crediticio de los bonos Colombianos, y como objetivo secundario, seguir manteniendo subsidios a los más pobres dle país, y aumentar la cobertura de los mismos, llegando incluso a incluir más recurso para educación pública para estratos 1, 2 y 3, y devolución del IVA para éstos mismos.
Sin embargo la idea fue mal presentada, mal vendida, y no gozó de una buena primera impresión. para el ciudadano común solo quedó el tema del “IVA del 19% para artículos que antes no tenían”, sin saber que en general, el ciudadano del común se iba a ver altamente beneficiado de estas medidas, puesto que el IVA que ellos pagarían, junto con el que pagarían los estratos 4, 5, y 6, se les devolvería también en subsidios.
El problema también radicó en que todas y cada una de las entrevistas en los medios que realizaron los encargados de la reforma, fueron desastrosas desde el punto de vista de comunicación, llegando a afirmar en radio, que la sal, el azúcar, y el café, eran artículos de lujo. Cualquier oyente de radio que estuviera en ese momento pasando por una situación económica complicada, vio eso como un insulto.
Resultado: Paro indefinido, un ministro menos, calificación de crédito afectada casi con seguridad, miles de heridos, decenas de muertos, miles de millones en daños, y una incertidumbre, de esas que carcomen el alma a los empresarios. Y lo peor de todo, a un año de las elecciones.
A nivel de finanzas personales y empresariales, planificar para este tipo de escenarios resulta de suma importancia si se vive en un país inestable, como lo es Colombia, pues aunque muchos afirmen que los 90s con sus subibajas quedaron atrás, la realidad es que vivimos en un país caótico. no hay año sin protestas. no hay año sin paro de algún tipo, y eso no va a cambiar de un año para otro, ni cinco, ni en diez años. Decidir dónde salvaguardar el patrimonio, es una decisión de Latinoamericanos.